jueves, 30 de noviembre de 2006

Viaje al Sahara


Soy un completo desastre, me voy al desierto en un par de días y no he preparado nadita de nada. Luego llegaré y me encontraré q la mitad de las cosas q llevo no valen para nada, y lo q realmente necesito se quedó en casa.
Pero es que me aburre tantiiiiiiiiiiiiisimo hacer una maleta.

Lo mejor de todo llegará cuando esté allí, después de un viaje - tortura, porque tengo q cambiar de avión de aeropuerto, y eso es un poco lío. Llegará cuando vuelva a ver a mis amigos, cuando vuelva a abrazar a mi niño, cuando me encuentre con gente tan trabajadora como Ahmed, cuando me tome mi primer té, cuando comencemos el trabajo el domingo, cuando estemos agotadas por un duro día de curro, cuando nos rodeen un montón de niños con sonrisas, cuando nos acojan con la hospitalidad de siempre. Lo mejor vendrá con el silencio,con la arena, con los minutos de soledad, con ese cielo, que es el mejor del mundo, vendrá con esos ratos que te paras a mirar a tu alrededor y te das cuenta de lo pequeños que somos.
Lo mejor vendrá con cada niño que esté bien, con cada cama vacía de hospital (las llenas son la desesperanza), con la charla con los médicos, con los talleres con las madres, con los juegos, las convivencias.

Llevo en esto tres años y es una de las mejores cosas que me ha pasado. Darme de bruces con una realidad que no sólo está dentro de la tele a la hora del telediario.
Es increíble lo que puede llegar a ser el ser humano. Hasta que no ponemos nombres y apellidos a las cosas, parecen que no existen.
Durante mi primer viaje a los Campamentos de Refugiados Saharauis creo que adquirí todas las dosis de humildad que tanta falta me estaban haciendo. Me di cuenta del error que podemos cometer los que vamos allí pensando que somos unos salvadores, cuando, en cierta medida, y con acciones que pertenecen a la vida cotidiana, podemos ser más verdugos. Esas acciones pueden ser el consumismo abusivo, la falta de conciencia crítica y compromiso, la falta de coherencia cuando nos quejamos por todo, sin pensar que en algún lugar del mundo, cada pocos minutos, un niño se muere de hambre…Pero no lo vemos, no tienen, ni tendrán nombres y apellidos. Al menos no lo tendrán hasta que los que tan bien vivimos, no queramos “bautizarles”.

1 comentario:

Unknown dijo...

Que te vaya bonito durante el viaje y la estancia. A ver si te puedes conectar desde alli y irnos comentando.