Victorine y Patrick

Hace días abrí un documento nuevo que titulé Casa de Victorine y Patrik, y por unas cosas u otras no llegué a escribir. Lo dejé en blanco; pero se merecen, al menos, el título de un post.
Ellos trabajan con nosotros , son casi nuestras manos y nuestros pies aquí. Victorine es la que se encarga de toda la parte administrativa de MPDL en Batibó. Patrick es ingeniero. En parte nuestra vida aquí es mucho más fácil gracias a ellos.
Hace un par de semanas nos invitaron a pasar el domingo en su casa de Bali; ni que decir tiene que la hospitalidad con la que nos recibieron, ese día y siempre, fue el mejor de los regalos. Nos estaba esperando todo el mundo; conocimos a su familia, su barrio, sus amigos, los distintos grupos a los que pertenecen. Nos brindaron la oportunidad de seguir conociendo un poquito más de las vidas de esta gente.
En esta zona de Camerún; sobre todo en los pueblos y aldeas cada barrio o grupo de amigos tiene un sitio donde organizar reuniones. En esas reuniones se comparte bebidas comidas y se debaten de forma distendida los asuntos de la comunidad.
Como nos han explicado muchas veces aquí la vida de los vecinos es prácticamente tu vida. Si tu vecino es feliz tú compartirás su felicidad si tiene un problema tú serás parte de su solución.
Es muy interesante; no es muy diferente a lo que hasta hace muy poquito pasaba en España, al menos en los pueblos pequeños. Cada domingo debaten desde los problemas familiares, económicos, exponen cuales son las actividades futuras, planifican las siguientes reuniones etc. Cada grupo, además suele tener instrumentos y gente que canta. Algo así como un coro que para las “death celebrations” sacan sus mejores galas.
Nos propusieron después de comer ir a conocer a sus amigos y aceptamos encantados, igual que ellos aceptaron organizar un domingo una “meeting” con los trajes e instrumentos tradicionales para que conociéramos las danzas tradicionales y, cómo no, el domingo siguiente (que fue el pasado día 23 de noviembre) disfrutamos de un día de fiesta, que ya se necesitaba.
La experiencia fue increíble, podréis ver algunas fotos.
A veces siento que pierdo la perspectiva de donde estoy, a veces recuerdo cuantas veces me he dicho a mi misma que me encantaría vivir una experiencia como la que estoy viviendo.
Es mucho lo que se sienten al cabo del día. A veces surgen de los momentos más corrientes o de las cosas más sencillas.
El domingo que compartimos la fiesta con nuestros/as amigos/as estuve 20 minutos observando a un niño comer….. El me miraba extrañado, llegó un momento en el que creo que pensó que los blancos somos realmente gente rara. Que alguien esté tanto tiempo mirándote comer….
Fueron unos de los mejores momentos que recuerdo desde que llegué aquí. Mirando los ojos de ese niño me di cuenta que nada (y cuando digo nada es NADA)de lo que había hecho hasta ahora había merecido tanto la pena…..Tengo mucha suerte de poder trabajar en algo que me apasiona, tengo mucha suerte de aportar un grano de arena a la montaña que es la cooperación al desarrollo, que no es ni más ni menos que trabajar para que niños y niñas, como el que estaba comiendo el domingo pasado las sobras de “los mayores” acurrucado tras la puerta, tengan y puedan disfrutar de más oportunidades, alcanzando aquí los niveles de desarrollo mínimos que hasta ahora les han sido negado por los que somos los países enriquecidos. Trabajar para que la opción de tener que “irse a Europa “, persiguiendo el sueño de una vida mejor termine por ser una opción más, pero no la única.