Mañana toca viaje de trabajo, Alcorcón y Valladolid.
En ambos casos visitaremos experiencias pioneras en la implantación, en zonas con gran concentración de industrias y centros laborales, de Servicios Agrupados de Conciliación,
Para los que lo de servicios agrupados les suene a “chino” y lo de conciliación a “mandarino”, sólo explicar que tenemos que cambiar el chip. Se trata de implantar una serie de medidas para facilitar a los trabajadores de una determinada zona la conciliación de su vida laboral y familiar.
La conciliación no es cuestión de caprichos, es una necesidad. No es algo que se regule sóla, ni que se solucione de forma espontánea, ni que deba quedarse tal y como está.
La realidad habla por sí sola, nos muestra que aun somos las mujeres las que desempeñamos en mayor medida el rol de cuidadora familiar, con niños y también con mayores o personas dependientes, además, aun hoy son las redes familiares las que cubren las necesidades de conciliación en la inmensa mayoría de las familias,
con lo que, con el trabajo que nos ha costado eliminar la sobreexplotación en muchos campos, ahora vamos a empezar a tener que tomar en cuenta la posible sobreexplotación de los abuelos y abuelas, que a falta de guarderías o ludotecas cubren el servicio.
En un examen de economía de primero de Ciencias Políticas un ejercicio consistía en hacer una reflexión sobre una realidad que nos afecta a todos y todas: ¿estaremos dispuestos a cambiar, según lo exige nuestro ritmo de vida, tiempo por dinero en nuestra vida laboral?
…..más complejo de lo que parece. Tiene mucho de raíz.
Es más yo añadiría una cosa a los servicios de conciliación: Espacios y actividades que hagan coincidir a padres e hijos…..fomentan los vínculos familiares.
Ya os contaré qué tal.
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