Llevo unos días intentando escribir, pero siempre decido dejarlo “para mañana”. Hay un montón de temas que pueden sorprender a una a lo largo del día, temas sobre los cuales es interesante hablar, pensar, debatir…o simplemente divagar.
La educación, nuevas tecnologías, el comentario que un niño le hace a su madre en la puerta de un colegio, las anécdotas del trabajo, el rumbo de la economía, las cosas que se pueden proponer para un programa electoral, los próximos días de Master en Baños, algún proyecto de cooperación….y así hasta llegar a infinito.
Los días pueden ser muy fructíferos. El problema es que sólo me apetece escribir de una cosa y es muy fea.
Sólo me apetece opinar sobre un tema que intentaba evitar y dejar pasar, pero me va a ser imposible porque cada día me indigna más.
Señores: “estamos perdiendo la cabeza”, y no digo que están perdiendo la cabeza (y motivos no me faltan) porque asumo parte de esa responsabilidad.
Es vergonzoso ver como se hace política con una cuestión de Estado….bueno política no, perdón; la política es mucho más que eso, es mucho más limpia.
El festival al que asistimos, el festival que nosotr@s alimentamos no es política. Es demagogia, partidismo, electoralismo traidor y sucio. Es interés, mentira y un largo etc. Y aunque asumo mi trozo del pastel, estoy convencida de algo: unos están jugando mucho más sucio que otros.
El terrorismo es algo tan delicado y tan frágil que no se puede “ patrimonializar ,” y, eso es lo que están haciendo los señores del PP y de otras organizaciones (no caracterizadas por su talante democrático precisamente).
No se pueden adueñar del dolor, porque ha sufrido mucha gente; no pueden buscar culpables entre los demócratas porque podemos olvidar contra quien estamos todos, no se pueden buscar votos con el sadismo dialéctico, porque en parte también es terrorismo.
Es más, me parece demasiado triste dejar de hablar de Sanidad, de Educación de Cooperación Internacional, de Pensiones, de Políticas Sociales sólo porque hay quienes piensan que lo más importante es volver a dividirnos y tirar de la soga sólo hacia un lado. Porque hay quienes apuestan por la crispación y las malas formas en un sitio tan valioso como las Cámaras de Representación de los españoles. De todos los españoles, los que saldrán el sábado a la calle a mal-informar a la gente con las banderas “del pollo negro”, a lavar el coco para crear otra vez la figura de los “rojos malos”, y de los que de forma responsable hemos decidido ser coherentes , respetar y apoyar a los que han sido democráticamente elegidos cuando toman decisiones sobre algo que no puede estar en el terreno de los partidos, está en el terreno del Estado, de lo que es de todos, Como la Bandera ¿se acuerdan?
Mientras pasa todo esto confío en que algunos no pierdan el norte y sigan hablando de gente amable, siga inventando otra forma de hacer política, otra forma de ser político. Confío en que haya responsables que decidan preocupándose de los pequeños detalles. Sin este tipo de gente a una le sería muy difícil decirles a los amigos que los políticos se preocupan por ellos en serio, porque lo que piensan realmente es que sólo ven su ombligo.
La educación, nuevas tecnologías, el comentario que un niño le hace a su madre en la puerta de un colegio, las anécdotas del trabajo, el rumbo de la economía, las cosas que se pueden proponer para un programa electoral, los próximos días de Master en Baños, algún proyecto de cooperación….y así hasta llegar a infinito.
Los días pueden ser muy fructíferos. El problema es que sólo me apetece escribir de una cosa y es muy fea.
Sólo me apetece opinar sobre un tema que intentaba evitar y dejar pasar, pero me va a ser imposible porque cada día me indigna más.
Señores: “estamos perdiendo la cabeza”, y no digo que están perdiendo la cabeza (y motivos no me faltan) porque asumo parte de esa responsabilidad.
Es vergonzoso ver como se hace política con una cuestión de Estado….bueno política no, perdón; la política es mucho más que eso, es mucho más limpia.
El festival al que asistimos, el festival que nosotr@s alimentamos no es política. Es demagogia, partidismo, electoralismo traidor y sucio. Es interés, mentira y un largo etc. Y aunque asumo mi trozo del pastel, estoy convencida de algo: unos están jugando mucho más sucio que otros.
El terrorismo es algo tan delicado y tan frágil que no se puede “ patrimonializar ,” y, eso es lo que están haciendo los señores del PP y de otras organizaciones (no caracterizadas por su talante democrático precisamente).
No se pueden adueñar del dolor, porque ha sufrido mucha gente; no pueden buscar culpables entre los demócratas porque podemos olvidar contra quien estamos todos, no se pueden buscar votos con el sadismo dialéctico, porque en parte también es terrorismo.
Es más, me parece demasiado triste dejar de hablar de Sanidad, de Educación de Cooperación Internacional, de Pensiones, de Políticas Sociales sólo porque hay quienes piensan que lo más importante es volver a dividirnos y tirar de la soga sólo hacia un lado. Porque hay quienes apuestan por la crispación y las malas formas en un sitio tan valioso como las Cámaras de Representación de los españoles. De todos los españoles, los que saldrán el sábado a la calle a mal-informar a la gente con las banderas “del pollo negro”, a lavar el coco para crear otra vez la figura de los “rojos malos”, y de los que de forma responsable hemos decidido ser coherentes , respetar y apoyar a los que han sido democráticamente elegidos cuando toman decisiones sobre algo que no puede estar en el terreno de los partidos, está en el terreno del Estado, de lo que es de todos, Como la Bandera ¿se acuerdan?
Mientras pasa todo esto confío en que algunos no pierdan el norte y sigan hablando de gente amable, siga inventando otra forma de hacer política, otra forma de ser político. Confío en que haya responsables que decidan preocupándose de los pequeños detalles. Sin este tipo de gente a una le sería muy difícil decirles a los amigos que los políticos se preocupan por ellos en serio, porque lo que piensan realmente es que sólo ven su ombligo.
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